(🇺🇸) El debate sobre el calentamiento global ha generado inquietudes y divisiones entre científicos debido a la complejidad inherente del clima y la escala geológica en la que opera la climatología. Las mediciones a corto plazo no indican tendencias significativas debido a las fluctuaciones naturales o «ruido estadístico». La cobertura de gases en la atmósfera genera un efecto invernadero natural que es fundamental para mantener temperaturas habitables en la Tierra, estimándose que este efecto invernadero equivale a un aumento de 34°C sobre la temperatura media.
Sherwood Idso, un investigador destacado, ha desarrollado una teoría basada en la emisividad atmosférica y la eficiencia como absorbedor de energía solar y radiador de la Tierra. Según Idso, incluso una duplicación del CO2 en la atmósfera solo aumentaría la temperatura global en 0,34°C, lo que indica un impacto limitado en el calentamiento global según sus estudios.
Es esencial considerar estas perspectivas científicas al evaluar las afirmaciones sobre el calentamiento global. Sin embargo, los modelos por computadora utilizados para predecir el cambio climático, conocidos como Modelos de Circulación General (MCG), son simplificaciones groseras de la realidad y no incorporan todos los procesos importantes para el clima, como la turbulencia en los fluidos, que es tan compleja que no puede ser completamente simulada por estos modelos.
El aumento de CO2 en la atmósfera, lejos de ser perjudicial, beneficia a la biosfera al promover la fotosíntesis y el crecimiento vegetal, lo que ha sido documentado por estudios que sugieren un aumento en la productividad agrícola debido a niveles más altos de CO2.
Los informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) se basan en la colaboración de miles de científicos, pero la fiabilidad de estos informes depende en gran medida de los modelos computarizados, que tienen limitaciones significativas en su capacidad para representar la realidad climática debido a su enfoque simplificado y suposiciones subjetivas.
A partir de los argumentos presentados, se expone una perspectiva que sugiere un enfriamiento global en curso y la posibilidad de ingresar a un nuevo período glacial, contrario a las preocupaciones sobre el calentamiento global. Según este punto de vista, nos encontramos en un punto del calendario paleoclimático que indica el inicio de un nuevo período glacial de larga duración, posiblemente ya iniciado.
Se mencionan varios eventos climáticos recientes, como los inviernos fríos en el Hemisferio Norte en 1997, 1999, 2000, 2003 y 2004, junto con otros fenómenos como el avance de la cubierta de hielo en Groenlandia y el desplazamiento hacia el sur de la línea de heladas en los Estados Unidos. Estos cambios se citan como evidencia del enfriamiento global en curso durante los últimos 6,000 a 8,000 años, con una disminución de casi 1 grado Fahrenheit desde el período óptimo climático posterior a la última glaciación.
Se destaca la importancia del tiempo como criterio para caracterizar cambios climáticos significativos, basado en la definición de climatología que requiere un cambio permanente en un parámetro climático durante un período de 30 años o más. Fluctuaciones más cortas se consideran como variaciones climáticas de corto plazo y no como cambios climáticos significativos.
La narrativa sugiere que eventos como inviernos fríos en los años 70 o veranos calientes en los años 80 no constituyeron cambios climáticos, ya que el clima retornó a niveles de largo plazo. Este enfoque refleja una visión que enfatiza la variabilidad natural del clima y resalta la importancia de considerar períodos más largos para caracterizar cambios climáticos verdaderos.
En resumen, la perspectiva presentada cuestiona las afirmaciones sobre el calentamiento global antropogénico y sugiere que nos dirigimos hacia un enfriamiento global, posiblemente iniciando un nuevo período glacial. Esta interpretación se basa en observaciones de fenómenos climáticos recientes y en el análisis de tendencias a largo plazo, contrastando con las preocupaciones predominantes sobre el cambio climático asociado con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
SARCOCHO
NOTAS DEL EDITOR: 1. La diferencia de temperaturas entre el día y la noche es de hasta 35º en algunos lugares del planeta. Ello no afecta al ser humano, que tiene una capacidad de adaptación igual a la del resto de los animales. 2. Si existiera el cambio climático, cosa que no es cierta, no sería malo para el planeta ni sus habitantes. Por ejemplo, Siberia sería mucho más habitable. En la Edad Media hubo un incremento de temperatura (no debida a los humanos, evidentemente) tal que se plantaron vides en Noruega. Y tan ricamente. 3. El aumento de CO2 evaporado de los mares (70% de la superficie del planeta) es una bendición para el mundo vegetal (función clorofílica y lluvia en aumento). 4. Groenlandia es en realidad Greenland, tierra verde. Porque cuando fue descubierta era un vergel debido a una época de calentamiento climático.
Hola acratones. Buen artículo.
Salut i força al canut!
Con lo del cero neto de emisiones de CO2 que dicen pretender, están diciendo que quieren acabar con la vida en el planeta. Es como pretender acabar con el oxígeno. Sin CO2 no hay vida vegetal, luego tampoco animal. Así de burdos son los engaños de la plutocracia global.
Muy acertado.
«Un cambio de clima sería un cambio
permanente de un parámetro climático de
un período de 30 años – o un promedio de
cierto número de dichos períodos – a otro
período de 30 años, en donde el cambio es
de suficiente magnitud como para ser
caracterizado de tal».
Esta magnitud depende la variabilidad
natural del parámetro. En consecuencia,
si hay una serie de estaciones o años mu–
cho más cortos que 30 años, en donde el
clima es más frío o más caliente, más seco
o más lluvioso que el promedio de 30 años,
no se habla aún de cambio climático sino
de fluctuaciones climáticas de corto plazo
.
Por ello, la ocurrencia de una serie de muy
fríos inviernos en la década del 70 no fue
un cambio climático, como tampoco lo fue
la ocurrencia de veranos muy calientes y
secos de los años 80, porque, en ambos ca–
sos, el clima retornó a sus niveles de largo
plazo. Las sequías de los años 30 y los fríos
inviernos de los 70 constituyen verdaderos
ejemplos de variaciones climáticas de cor–
to plazo.
Bjorn Lomborg «El_Ecologista_escéptico»