¿De verdad podemos salvarnos del genocidio? Entrevista apócrifa a Mylo Canderian.

Su pefil en LinkedIn es significativo:

«Patent Holder for Graphene Oxide (2014) and Graphene Hydroxide (2016) for Pirbright UK, on behalf of the World Economic Forum as hematological bio-weapon.
Director of Eugenics Public Strategy, Rheinburgen Besieschtegen GmbH
Chief Eugenics Strategist and Public Policy Committee Voting Member, World Economic Forum». Colaborador de Klaus Schwab.

Tras la inocente definición de eugenesia, filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos, se esconde la liquidación de los que no cumplen con el estándar evolutivo previsto. Para conseguir perros de patas cortas hay que exterminar a todos los cachorros de patas largas de cada camada durante muchas generaciones.

Nos recibe el doctor Canderian (o Iskanderianos) en su casa en el lago Ginebra en Suiza. La casa es preciosa, pero él es viejo, feo, de aparente inútil existencia. Sin embargo, no es un denostado useless eater de los que él vomita pestes, sino un hombre brillante, riquísimo e influyente.

–Sea claro –me increpa nada más sentarme en un cómodo sofá curvo Chanel de piel–. Lo que vengo a decirle es que sea directo en sus preguntas. No tengo tiempo que perder –(Presupongo que en pocos minutos habrá de inyectarse el adrenocromo de 6 niños y 6 niñas de 6 años obtenido bajo el terror, sufriendo. 666)–. Si le atiendo es porque es usted el representante de la Logia LED, iluminista ecologista –(sí, sí, lectores, lo reconozco, he mentido para conseguir esta entrevista… Pero ¿logia iluminista LED?)

–De acuerdo, Doctor Canderian. Usted es un eugenista, predica el exterminio de catorce quinceavos de la humanidad hasta dejar la población del planeta en un llevadero y dominable medio millardo de personas –para quien no sepa lo que es un millardo, es un billón americano, esta entrevista va demasiado rápida–. Usted lo vende como si fuera una forma de defender al planeta del cáncer humano. ¿no es esa idea algo naif?

–No es usted tan tonto como parece a simple vista. En efecto. Al planeta le da igual quién o qué lo habite. Cuando el humano desaparezca otra especie lo sustituirá, sean los simios o las cucarachas. ¿Qué le importa a la Tierra? El cáncer humano es un concepto circular que sólo importa al propio humano. A la Tierra le trae sin cuidado todo asunto como cambios climáticos, hiperpoblación, migraciones, feminismos varios, trashumanismos, fascismos o economía mágica babilónica. ¿Usted me entiende?

–¿Entonces…?

–Lo que vengo a decirle es que las grandes ideas se sostienen con ideales incrustados en las mentes de la morralla humana o no funcionan. Por ejemplo, al limosnerismo estatalista de subsidios y paguitas lo sostiene el ideal del socialismo, ¿me comprende? Si le dijera a la gente que las subvenciones por no hacer nada son el prolegómeno de su extinción, se sublevaría. Y si supiera que los partidos de derechas son también socialistas, no quedaría cabo de cáñamo sin usar. Lo que vengo a decirle es que a la gente le gusta ser vaga, pero con derecho a serlo. ¿Usted me entiende? Y hay que darle lo que pide hasta la Gran Degollina final.

–Pero ¿está usted seguro de que no hay más solución que el exterminio de la mayor parte de la especie humana?

–Claro que hay otras soluciones, ¿no es evidente?, pero no nos gustan. La Humanidad se autorregula como la población de cualquier otra especie, la natalidad global ha caído en picado estos últimos 50 años. Por eso el planeta está poblado por viejos, useless eaters. Sin embargo ¿de qué vale pertenecer a la élite billonaria si no se puede diseñar el mundo en el que les gustaría vivir? ¿Usted me entiende? La autorregulación humana revolucionaria siempre ha pasado por el exterminio de aquellas élites dominantes que la han llevado al desastre. Porque las élites no conducimos al ganado humano a verdes pastos, ¿usted me entiende?, sino que asesinamos en masa a los desheredados a los que parasitamos. Desde siempre. Guerras, enfermedades, hambrunas… Desde siempre…

–Entonces, en el Gran Reset, ¿el dinero no lo es todo?

–Claro que no. El dinero no importa, es una herramienta de poder como lo son los idiotas marines norteamericanos, adictos a las masacres, al derramamiento de sangre ajena, al abuso de la fuerza superior sin consecuencias, en otros contextos de conflicto.

–Usted tiene previsto el exterminio a 7.000 millones de personas… ¿Se da cuenta de que bastaría con matarle a usted (o a un millar de personas como usted) para que su proyecto se fuera al garete? Unas pocas personas a cambio de 7.000 millones… ¿No le parece arriesgado, casi suicida, su empeño?

–Así piensa usted porque tiene la lucidez de un masón. Usted es masón, ¿verdad? –y me hace un ademán que repito mientras asiento tímidamente– Pero la gente es idiota. Se cree igual que usted o que yo y no sospecha o no quiere saber lo que va a pasarle. Carece de la imaginación necesaria, ¿usted me entiende? En la crisis sanitaria del falso coronavirus los propios médicos están colaborando acríticamente en el exterminio global, incluso en su propio exterminio y en el de sus familiares. Se autoenvenenan ellos solos… ¿No le parece patéticamente glorioso?

–Desde luego, maestro. Sin embargo, los verdaderos amos del mundo no salen en la prensa exhibiéndose como Klaus Schwab en la playa con atavío de mariquita loca. Los amos no salen nunca en sus propios medios, que son todos. Me refiero a los pesos pesados, como los Rothschild, Kuhn, Schiff, Warburg… Perdone la pregunta, pero… ¿No cree que está usted mucho más cerca de un Schwab que de un Rothschild?

–Sí, tiene razón. Los amos del mundo son de otra especie. Lo tienen todo, poseen la deuda del mundo entero. Pero no tienen ideas. Schwab, que es ingeniero e ingenioso, aparte de ser un miserable útil, ha tenido todo su apoyo ofreciéndoles algo que sí puedan comprender: «Habéis imprimido tanto dinero, que ya no vale nada. La deuda global es impagable. Pero yo tengo una idea, que es la de mi World Economic Forum: Si me apoyáis, cobraréis la deuda de la única manera posible: tenerlo todo en propiedad. Por eso, el eslogan del WEF dirigido a las poblaciones es «En 2030 no tendrás nada y serás feliz», para que la escoria humana se acostumbre a la idea de no ser propietaria ni del aire que respira. Lo digo literalmente: ni del aire que respira. Para ello, es necesaria la 4ª revolución industrial: el control de los cerebros de los supervivientes del Gran Exterminio, que es lo que verdaderamente significa el Gran Reset. Morirá la mayoría de la población, todos los useless eaters y el Cabal financiero será propietario de todo. Los 500 millones de humanos restantes nos servirán dócilmente en un nuevo mundo idílico, ¿usted me entiende?

–Realmente épico, maestro. Permítame una pregunta puramente retórica. Imagine que no estuviera usted comprometido con los ideales el bando eugenista, sino con el de la población mundial. ¿Qué propondría hacer a esa humanidad condenada?

–Por suerte no estoy en su bando… porque la solución es muy simple y la población conoce su poder: Ejercer la violencia extrema con sus opresores. Lamentablemente, para eso necesita líderes. Es decir, una élite intelectual que coordine la mente de todos ellos. La última vez que sucedió fue con Adolf Hitler. Ese hombre ignorante supo conectarse eléctricamente con los deseos íntimos de los alemanes. Jamás dijo nada que no fuera lo que los alemanes deseaban que dijera. Y ya ve, el mundo financiero se echó a temblar. En marzo de 1933 Judea declaró la guerra a Alemania, 6 años antes de que la declarase Churchill.

–Impresionante, maestro.

–El pueblo necesita que lo conecten con ideas claras, humanas, que expresen sus deseos íntimos, ¿usted me entiende?

–Lo siento. NO.

–Pero hombre, ¿es que no lo ve? Usted es español… Pasee por los bares españoles. Los pobres no están contra la inmigración, pero saben que les perjudica, los lleva a recortes salariales y al paro, a la ruina, por ejemplo. Si trata de incorporarlos a grupos de extrema derecha no logrará nada. Los pobres no son fascistas y saben que el fascismo está al servicio de las élites. La campaña correcta es inmigración, sí, pero no ahora, no de esta manera, ¿usted me entiende? Otro ejemplo: Los hombres pobres, cesantes, no tienen nada contra las mujeres, al contrario. No los atraerás con panfletos machistas, sino con eslóganes inteligentes: Compañera, los que te explotan son los mismos que te sublevan contra tus propios hermanos.

–Dr. Canderian, es usted un genio.

–¿Genio? Es posible, pero no por lo que digo, que es evidente. Lo que las gentes quieren es que acabe este caos en el que saben que no son ni significan nada. Quieren recuperar el control de sus vidas y las de sus hijos. Pues saben, o al menos intuyen, que los que las controlan ahora son sus enemigos. Es lo que se llama inteligencia colectiva, ¿usted me entiende? En cuanto una élite conecte con ellos, se los lleva como el flautista de Hamelin. Y los cadalsos se erigirán en cada plaza pública.

–Ha identificado perfectamente el alto riesgo de esta operación de reseteo económico y exterminio poblacional. Por eso las campañas de vacunación, de envenenamiento de las poblaciones. Para acabar con ellos antes de que identifiquen vacunas con muerte.

–Claro que es arriesgado. Para evitar eso hay que mantener al pueblo permanentemente confundido, desunido: género y subgéneros irrisorios, naciones y patrias chicas, clases sociales, ideologías, religiones, razas. Ofrecerle culpables que linchar distintos de los verdaderos responsables de sus desgracias. Otorgar excesivo poder a las minorías de manera ostentosa, injusta, antidemocrática. Para eso sirven los medios de comunicación, que son rameras vendidas a quien les pague el sueldo. Y los estados de gobiernos copados por enanos mentales infinitamente corruptos.

–¿Es cierto que la esperanza de vida de los vacunados es exigua?

–De 3 a 10 años, dependiendo de su sistema inmunitario. Es algo inexorable, se lo aseguro. Para 2030 más de la mitad de la población se habrá convertido en abono natural.

–Descríbame el futuro, doctor. Una vez el Gran Exterminio se haya ejecutado, quiero decir.

–La Parousía, amigo. Pero no la cristiana, que es la quimérica segunda venida de Cristo, sino la judía: la llegada del Mesías y el cumplimiento de la Promesa a la que los judíos sacrificamos nuestros prepucios. Espero que usted guarde bien el suyo… Y cada hombre dispondrá de 19 sirvientes goyim para su solaz, jóvenes varones y deliciosas hembras de las más bellas razas, obedientes a sus más mínimos deseos. Saque la cuenta: 500 millones que quedaremos vivos dividido por 20 (un hombre y sus 19 sirvientes) salen los 25 millones de judíos que hay en el mundo. ¿Usted me entiende?

–Las Piedras de Georgia. “Be not a Cancer upon the Earth; Leave Room for Nature.”

–Eso es y por eso sobran 7.000 millones de personas.

(Naturalmente que lo entiendo. El doctor es un loco eugenista peligroso. Aunque me pregunto si lo vería igual si fuera uno de los 25 millones de elegidos por Jehová. ¿Es posible que no? Tiemblo sólo de pensarlo…)

–Pues muchas gracias por su tiempo, doctor. Esta entrevista se publicará en Diario Masónico, informativo sobre masonería de habla hispana. Recibirá un borrador para su revisión en un par de días. No dude en corregir lo que le parezca oportuno.

Y salgo de allí zumbando antes de que me identifiquen como el impostor que soy. Aquí os dejo esto.

EL REPORTER TRIBULETE

NOTA: La pirámide de edades global dejó de tener forma de pirámide en 2000. Hasta 2050 se irá convirtiendo en cilíndrica. Si habláramos de Occidente, la población blanca tiene forma de paraguas. Todos viejos. Pocos jóvenes europeos. Es el fin de la raza blanca. ¿A qué viene entonces acelerar su final mediante los programas de vacunaciones tóxicas? Es el Cabal financiero el que tiene prisa por cobrar la deuda. No puede esperar a que el problema se solucione solo. ¿Al menos alguien entiende lo que digo?