Es el eslogan del PSOE para las elecciones del 10N. Ahora, España. Y todos sabemos lo que significa. No hay que ser muy listo para saberlo.
Cumfráudez ya traicionó a su partido de falangistas reciclados, defenestró a todos los que podían hacerle sombra, defraudó en las urnas de las primarias del PSOE, engañó a comunistas e independentistas para que lo invistieran en una moción de censura que ganó gracias a la cobardía del indigente intelectual, Mariano Rajoy, el borracho del bolso en el escaño que no osó ni dimitir. Ha pactado en Pedralbes con la morralla independentista catalana y antes con la vasca… y los ha traicionado después. Aunque puede volver a tomarlos como bacinilla si los necesita.
Ahora, España. Ahora le toca a España. Destrozarla, según el viejo sueño socialista de 1934-1936, dinamitarla hasta los cimientos. El mismo sueño que tuvieron otros, como Alfonso Guerra cuando acabó con la incipiente división de poderes, copando el poder judicial, tras unir ejecutivo y legislativo a la manera bien aprendida del franquismo. Convertir a España en varios pedazos satélites del globalismo neo-comunista –del que derivan todos los arborescentes ismos progres–, globalismo que ampara la propia UE, plagada de funcionarios que ejecutan sus planes quinquenales al modo de la URSS. El guerracivilismo socio-comunista no se limitará a mandar a Franco a una cuneta o derribar la cruz del Valle, sino acabar con todos los restos de la rebelión española del 36 hasta que España sea lo que se propusieron entonces y no lograron por sus luchas intestinas, como suele pasar con todas las bandas de mafiosos y asesinos. Llaman gobierno a trocear y robar; más aún, donde crean soledad y muerte lo llaman paz porque son sociópatas incapaces de empatía con sus semejantes, a los que desprecian.
Y es muy sencillo llevar a cabo el plan del falsario doctor delincuente y sus adláteres, que es el mismo plan de Soros, ése que ordena, manda y financia desde su refugio suizo: confederalismo e inmigración asfixiante, empobrecimiento de los españoles hasta que se dejen sodomizar por su cartilla de racionamiento en forma de ayudas, subvenciones, comedores sociales y jubilaciones de miseria. Muy sencillo para un país derrotado por su propia molicie y falta de principios, un país sin patriotas, un país de borregos con cerebros desmigados por la televisión de los roures, por wiomings, los farreras…; un país de charos embrutecidas por los exabruptos de tele5 y por las abominables series de televisión de todas las cadenas. Un país cuyos ciudadanos se odian a sí mismos. No les faltan motivos, no.
Y esto no lo para un Vox ni con alas. Olvidadlo. Mucho antes se amoldará a la buena vida, aunque sea tras soplar contra molinos de aire o tratar de herir al agua con la espada.
Todos los que piensan que esto que decimos es exagerado es porque sienten que no va con ellos la destrucción descrita, aunque la tengan ante sus ojos. Porque viven acomodados en su funcionariado estatal o empresarial, que no es otra cosa que fungir de instrumentos de represión contra su pueblo: estafar en los servicios; tramitar multas y sanciones; oprimir con miles de leyes injustas. Ya lo dijo Tácito allá por el año 90: «Cuanto más corrupto es el estado, más leyes tiene«. O sea, que esto que sufre España hoy día es ya más conocido que el cagar en cuclillas.
El futuro es peor de lo que imaginó Orwell. Ya vivimos tiempos en los que pensar lo que quieras y decir lo que piensas no está permitido. Nos han cerrado la cuenta de Google tras 1.200 artículos justamente por eso. La única rebelión es la personal, el sálvese quien pueda, el meterse bajo tierra como el Guadiana y sacar la cabeza sólo para tomar aliento de vez en cuando. La necesaria revolución no fructificará por votar como crédulos a este partido o a aquél, porque el resolver tan graves problemas como los que sufrimos no es posible de una manera tan sencilla, con trocitos de papel y con tan poco esfuerzo personal. Es un engaño para necios.
Los verdaderos actos revolucionarios habrán de ser pequeños como guijarros: educar uno mismo a sus hijos para impedir que los conviertan en borregos, no pagar impuestos directos, no tener cuentas bancarias, intercambiar bienes y servicios, no poseer nada embargable, asociarse sólo por breve tiempo, circunstancialmente, para asuntos que siempre serán considerados delictivos por el Estado. Y mucho ojo con los traidores, que abundan como las malas hierbas.
Resumiendo: No criéis lana para no ser esquilados; no seáis nadie parasitable para ser libres. No hay atractivo en lo seguro. Sólo en el riesgo hay esperanza. Y que vayan a votar en estas urnas de la corrupción del 10N sus putas madres.
ÁCRATAS
…añadiría , pagar en efectivo y compra productos fabricados en España. Pierde un segundo en comprobar las etiquetas de los productos.
Abstención para ilegitimar el sistema. Acracia y democracia representativa es la libertad política.
Creo que el artículo es muy duro, la verdad. Nuestra democracia es imperfecta. Mucho. Quizá los españoles confiamos demasiado en las urnas. Pero hemos hecho lo que hemos podido. El resultado electoral invitaba a un pacto de estado entre PSOE y Ciudadanos. 180 diputados. Estaba claro. Sin embargo, los líderes, seguramente por celos personales o animadversión, rompieron la lógica de los resultados.
Para mí, Sánchez ha cavado su propia tumba. Y Rivera también. El resultado del 10 N hablará claro otra vez. PSOE y Ciudadanos ya no sumarán mayoría. Habrá otra posible. Seguramente, de derechas. Y más, con la crisis que se nos viene encima. De ello no se habló durante los debates. Ahora ya lo saben los españoles. Y saben que un Zapatero no resuelve las crisis, sino que las acrecienta. Y Sánchez es Zapatero 2.0.