La corrupción artística sucedió al impresionismo, aún movimiento científico de análisis del color. El ejemplo de degeneración postmodernista es cualquier pintura de Nolde. Y lo digo a propósito, porque Nolde era nazi. Otro ejemplo podría ser Pechstein. Este era judío, amigo de Nolde, y denunciado a los nazis por Nolde.
Mi comentario sobre degeneración artística no es político, como veis, sino artístico.
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, verdaderos o falsos, crearon el caldo de cultivo para los movimientos hippy, antiwar, pop, publicitario, etc. La publicidad creó una imaginería específica que se convirtió en «arte». Recuérdense los 100 envases de jabón Brillo de Warhol. O sus originales repetitivos sobre la sopa Campbell. Nada de eso es arte. Pero no porque sea bonito o feo, sino porque no comunica más que banalidad, como los ridículos perritos de Koons.
El colofón lo ha puestpo la arquitectura del absurdo que infló nuestra burbuja inmobiliaria, con torres ridículamente inclinadas burlándose de la gravitación a un costo tremendo, o museos basura de vertedero que se mofan de la ortogonalidad y de la «usabilidad» del edificio.
Pero, efectivamente, todo eso ha acabado. Es posible que sea debido a los últimos descubrimientos científicos que ponen en jaque la Relatividad destruyendo a conciencia los dos postulados sobre los que descansa(1), aunque siempre se ha tenido el cuidado de no llamarla otra cosa que «teoría».
Lo metamoderno es buscar la verdad sin prejuicios, enfrentándose para ello a cuantas dificultades sea necesario.
Metamoderno no es el pensamiento creacionista, ni el terraplanismo, ni el conspiracionismo. La caverna ideológica no cabe en el Metamodernismo.
El Metamodernismo es un salto hacia delante desde el Posmodernismo, no una involución. Por eso rescata parte del Posmodernismo, del Modernismo previo a éste y de la cultura clásica o de la medieval.
Por eso se dice que el Metamodernismo es oscilatorio entre el futuro y el pasado. El Metamodernismo incluye la ironía posmoderna, pero no su cinismo. La diferencia entre ambos conceptos es el objetivo: construir, no destruir.
El Metamodernismo, en Ciencia, son el CERN y sus resultados, los satélites no relativistas observando el «Efecto Sagnac», que es el mismo que evidenció Fizeau, la ruptura de la jaula carcelaria en que convirtió Einstein al planeta Tierra al decir que c, velocidad de la luz, era un límite para los cuerpos masivos o no, para cuya consecución haría falta consumir una energía infinita. La Ciencia metamoderna dice otra cosa: que hay que crear los motores capaces de lanzarnos a velocidades miles de veces c para poblar el Universo. Son entonces metamodernas esas películas en las que el capitán de la nave ordena el salto a «velocidad superlumínica». La ciencia-ficción siempre ha sido metamoderna, con excepción de esas aburridas películas en las que la tripulación es congelada durante meses o siglos hasta que la lenta nave alcanza su objetivo.
Metamoderno es deshacer entuertos, buscar la verdad, la libertad física y de conciencia a cualquier precio. Tal búsqueda es ilusionante. Por eso hay que vigilar continuamente para no convertirse uno sin querer en un iluso. La verdad es tangible, no quimérica.
Han vuelto la razón y la honradez. Muy pronto veremos las cárceles llenas no sólo de musulmanes que no respetan a sus mujeres, trafican con drogas o roban la propiedad privada ajena, sino de ladrones de cuello blanco, banqueros y traficantes de influencias.
El postmodernismo conduce a la guerra y el exterminio de la raza humana como solución para el planeta (por suerte, no hay con qué exterminarla, la Bomba es un timo). Esa es la globalización de la culpa holocáustica. El metamodernismo invita al acuerdo por el beneficio común, a la construcción de algo nuevo o la restauración de aquello de lo viejo que vale la pena conservar. Nada de tesis antítesis y síntesis irrefutable, sino oscilación alrededor de los diversos puntos de vista válidos. Eso es el «trumpismo de las bilateralidades».
EL ÁCRATA METAMODERNO
NOTA:
Esos dos postulados son:
Que la velocidad de la luz en un invariante independiente del sistema inercial de referencia y que es la máxima velocidad alcanzable en el universo.
El CERN calla porque lo hacen callar. Pero la Relatividad einsteniana ya no se sostiene Sus dos postulados han sido dinamitados por la experimentación y la tecnología.
Claro que quedan ciertos interesados en silenciar la realidad. Los beneficiarios del terror atómico. Porque si la relatividad es falsa, entonces E=mc² es sólo la expresión del doble de la energía cinética de una masa m lanzada a una velocidad c. Nada más. O sea, NO HAY BOMBA.
La mitad de los científicos nucleares del planeta saben que no hay bomba. Que todo es un bluf. Pero hay que plantearse algo muy importante:
Si todos los ejércitos del mundo (no todos sus militares, claro, la mayoría son demasiado ignorantes) saben que la bomba no funciona, ¿por qué mantienen la mentira? Pues porque el objetivo es asustar a las poblaciones no sólo enemigas, sino a las propias para que sean dóciles.
El club nuclear es como el club de la comedia, dijo alguien.