Camino a la perdición

Hoy, 12 de octubre, es el puto «Día de la Raza», que se decía cuando era yo un niño. No somos los ácratas patrioteros. Pero a lo que no estamos dispuestos es a que nos empujen y obliguen a pertenecer a unas patrias nuevas como si fuéramos ganado. Porque recordamos lo que hizo Companys con los anarquistas catalanes en los felices 30: asesinarlos con su policía fascista al mando de los hermanos Badía, a los que tanto admira el neonazi Torra. Un año más, mientras los soldaditos de colores desfilan inútilmente en Madrid ante los sacamantecas del reino, las hordas fachonazis montarán pollos histéricos de puta Ramoneta en plazas y zocos catalanes.

La situación política en este otoño de 2018 es que el Gobierno psicosocialista del Doctor Sánchez está secuestrado por esa supuesta extrema izquierda de millonarios y burgueses que es Podemos (como siempre en los regímenes comunistas) y por los separatistas de todo pelaje y condición, vascos, catalanes, valencianos, navarros, baleares o gallegos*. Sabemos que al protestar por la existencia de todos esos patriotismos con peste a pollahuevo fascista evidente, los que seremos criticados por fachas seremos nosotros. Y nos la pela. Nunca apoyaremos la pérdida de libertades. Y seguiremos denunciando lo que son verdades del barquero:

La derecha y la izquierda de este país parecen mortalmente enfrentadas, según los periódicos. Todos los escándalos que las unos denuncian de los otros son verdad, lo que conduce a la evidencia de que la clase política española está constituida por la peor escoria humana. Pero cuando miramos las políticas de derechas e izquierdas en cuanto llegan al poder, coinciden en lo sustancial: molernos a impuestos a los ciudadanos de a pie, autónomos sin empleados, subir los precios de los servicios básicos y recortarnos libertades. Las excusas para exprimirnos han sido, por parte de la derecha, que no había más remedio por la herencia dejada por la izquierda, mientras han seguido liberalizando empresas públicas; y por parte de la izquierda, que hay que hacer pagar a los ricos. Para recortarnos libertades, que es lo que hace siempre la izquierda, las excusas son casi religiosas: las ideas bonitas, sean o no realizables, deben imponerse aunque sea a palos: cuotas de género, impuestos al gasoil (esto depende de lo que las Cuatro Hermanas quieran, claro **), sin retirar el impuesto al sol, y mil mierdas más que me da asco reproducir una y otra vez.

La política de la derecha es recortar derechos laborales y exprimir a la clase trabajadora. La de la izquierda, recortarle libertades fundamentales para que no podamos ni protestar.

Todo son cuentos que conducen al mismo sitio: jodernos a los de siempre, a los que no somos ricos ni burgueses: a los que lo producimos todo, lo que consumimos todos y lo que hace ricos a los ricos, mientras seguimos pobres de solemnidad. Cada vez que hay un cambio de gobierno, se promete derogar leyes injustas, pero nunca se hace. No hay vuelta de tuerca que un gobierno haya apretado que el siguiente relaje.

Es la música que toca la orquesta celestial, donde la élite de los circuncidados fabrica de la nada todo el dinero del planeta y se queda su mayor parte gratis y le da valor dejando muy poco en manos de la gente, porque la escasez da valor hasta a la mierda; es esa misma élite que decide cómo va a ser el mundo futuro a su entera conveniencia. Y el mundo va a ser de patrias pequeñas como villorrios, incultas hasta el medievalismo y de carácter totalitario-estalinista. ¿El modelo? El yugoslavo. El objetivo final, muchas palestinas que bombardear a placer. Porque lo único que les da gusto a esa secta de viejos descapullados, ya que no puede ser follar, es ver correr la sangre ajena.

ÁCRATAS

(*) A cambio, siguen en su poltrona los delincuentes como la ministra de Justicia, Delgado, que jaleaba a Villarejo por extorsionar a políticos y empresarios en sus burdeles con «periquitas» bajo coacción policial. Ya han dimitido dos ministros por irregularidades y prevaricaciones diversas. Pero hay otros cuatro en el aire, incluyendo a Borrell. Y el propio Presidente ha sido pillado en un falso doctorado redactado por un negro del Ministerio de Industria –un tal Ocaña, que hoy medra en la directiva del Real Madrid– en tiempos de Miguel Sebastián, otro delito.

(**) Las Cuatro Hermanas: Exxon Mobil, Chevron Texaco, BP Amoco y Royal Dutch/Shell.

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