La industria farmacéutica —en manos de Sión a través de sus financieros, por cierto— es una mafia criminal genocida sin otro principio que el de ganar dinero. Si alguien duda de esta primera frase, que no siga leyendo por su propio bien. Gracias.
Lo que es seguro es que el Laboratorio Estadounidense de armas biológicas en Sierra Leona, relacionado con la Fundación de Bill y Melinda Gates, está en el epicentro del brote de ébola de este 2014. Lo saben todos los negritos y negritas de Liberia, Guinea y Sierra Leona, enfermos y sanos. Como saben que el ébola proviene de hospitales y vacunaciones, en la mayoría de los casos.
Aquí, en acratas.net, creemos que la histeria desatada en España por los medios, ante la posibilidad de una epidemia de ébola, es ridícula. Tanto es así, que todos los miembros de esta publicación, acratas.net, nos ofrecemos para ir a cuidar a los enfermos de ébola en el hospital Carlos III por el doble del salario mínimo interprofesional, sin utilizar siquiera especiales trajes de aislamiento, si se nos permite simplemente no administrar a los enfermos ninguno de los medicamentos recomendados por la OMS (Organización Mundial de la Salud, el estamento colaborador del genocidio financiado por los laboratorios farmacéuticos sionistas), sino suministrarles simplemente dióxido de cloro altamente diluido en agua destilada (ya se está ensayando por vía intravenosa). Ni ZMAPP ni otros rentables venenos. Y garantizamos con nuestra propia vida, que es como deben garantizarse las cosas, y no como hace Ana Mato, que saldrán todos tan campantes a los pocos días —tres o cuatro, como mucho—, por su pie, del hospital. Y si quiere el gobierno de inútiles del PP, nos hacemos cargo también del gabinete de crisis por ébola del ministerio de Sanidad: cualquier asomo de pandemia sería abortado recomendando tomar a la ciudadanía, de manera gratuita, pues el tratamiento vale unos céntimos, un par de gotas de ClO2 al 30% diluidas en un vaso de agua, una vez al día hasta que pase toda esta alarma otoñal.
De paso, este año no habría gripe. Ni ninguna enfermedad vírica, bacteriana o fúngica. La ciudadanía iba a rebosar salud. ¡Eso sí que significaría un verdadero ahorro en Sanidad, y no los recortes del PP!
Pero mucho nos tememos que a nuestra propuesta se opondrán no sólo las empresas farmacéuticas, que caerían en Bolsa como plomos, sino también los partidos, los sindicatos, los colegios de médicos y las asociaciones de personal sanitario. Todos están en el ajo. Todos pagan sus chalés y sus putas con dinero del mismo filón. Pues reconocer que productos tan baratos y simples como el bicarbonato monosódico, el dióxido de cloro o incluso el agua de mar, son medicamentos potentísimos contra las enfermedades no ya leves, sino hasta «incurables», arruinaría no sólo el ébola business, sino el gran filón que representa para los genocidas sin escrúpulos el miedo —el miedo es siempre el verdadero negocio— a la enfermedad que sufre Occidente, especialmente el pueblo español, ignorante, hedonista y epicúreo desde la punta del morro a las pezuñas.
Salud. Y acracia.
ÁCRATAS