La usura hunde España

Nuestro entrevistado, Maldito Hijo de Perra, sostiene abiertamente que todos los males que nos acogotan como humanos —incluidas todas las guerras habidas en el mundo— provienen, en última instancia, de la existencia de los bancos. Extraordinario, dado que en el mundo occidental los bancos son considerados como la base de toda evolución positiva, incluida la que va de los dinosaurios a los mamíferos superiores.

Á:—Don Maldito: Queremos preguntarle si es cierto que tiene la idea de eliminar la banca privada del horizonte de la vida de los españoles…

MHdP:—Sí, es correcto: hay que extirpar la banca como un cáncer antes de que nos mate a todos. Sepa que da más aceite exprimir una piedra que beneficios sociales un banco.

Á:—La verdad es que no vemos cómo puede evitarse la existencia de la banca. ¿Puede aclararnos su punto de vista?

MHdP:—Por supuesto. Hoy voy mostrarme exigente como como un fundamentalista musulmán o como un judío ultraortodoxo, aunque lo que sea de verdad es ateo y más rojo que la bragueta de un alfarero. Y digo claramente: El préstamo con interés, que ya es moralmente condenado por todas las religiones del Libro, debiera ser delito en el mundo entero. Ya está dicho. Delito. Y el que preste a cambio de interés, debe ser considerado un facineroso entrullable y, según la dimensión de su crimen, sumariamente pasable por las armas.

Á:—Pero es que entonces nadie le prestará un céntimo a nadie.

MHdP:—Mejor.

Á:—¿Mejor?

MHdP:—Sí. Cuando uno le deja dinero a un familiar —a un hermano, a un hijo, pongamos por caso—, no le exige interés a cambio. Ni siquiera el mínimo legal. Nada. A menos que se trate de un tacaño o de un auténtico cerdo. Bueno: pues el Estado debe comportarse con los españoles igual que un padre con sus hijos. Y debe prestar sin interés a los emprendedores. No a los bancos, claro —esos no son emprendedores, sino ladrones—; debe prestarle a los empresarios y los particulares.

Á:—Pero habrá usted de luchar contras muchas ideas preestablecidas… Prejuicios, digamos. Díganos: ¿Para qué cree la gente que sirve un banco?

MHdP:—Depende del punto de vista… Si es el de un ahorrador: para guardar en él el dinero, cuando gana más de lo que gasta. Y que se los conserven seguros. ¡Gran chorrada ésta! Porque va uno y se los guarda en un cajón. Y punto.

Á:—Bueno, o bien, para lo mismo, pero que además para que te pague el banco unos intereses por ahorrar.

MHdP:—¿Y eso por qué? No diga nada. Se lo digo yo: Para paliar la pérdida de poder adquisitivo de sus putos ahorros a causa de la inflación. Eso es todo. Y es tarea inútil. Apúntese entonces esto, muchacho: si no se perdiera poder adquisitivo, esa función de la retribución del ahorro sería innecesaria.

Á:—Vale: me lo apunto. Pero se admite generalmente que un banco tiene más funciones, ¿eh?

MHdP:—Lo sé. Otra, por ejemplo: administrar el sistema de pagos de las operaciones comerciales. Pero eso puede hacerse de manera automática a través del Banco de España.

Á:—Pero bien que habrá que utilizar un banco si eres alguien que necesita dinero…

MHdP:—¿Dinero? ¿Para qué? ¿Para que los ahorros de otros puedan aprovecharte, para tomar algún anticipo a cambio de un interés? O sea, ¿para que se forre el banquero mafioso o sus accionistas, dejando a cambio a España más caída que las bragas de una puta? Mala pica estrenen, ojalá les destrocen el forrillo el culo en esta macro-crisis que han causado. ¿O para comprarte algo, un bien o un servicio, a crédito? Qué sé yo: ¿oara comprarse uno un coche o un piso o un implante de mamas? O sea, que en vez de ahorrar y luego comprar o ponerse las tetas de caucho, primero comprar y luego pagar mediante el ahorro forzoso. La gente mira a los bancos como pollos hipnotizados, sin ver que son instituciones letales para la sociedad.

Á:—La ventaja es que disfrutamos de los bienes inmediatamente…

MHdP:—Y los inconvenientes son que el precio del bien se dispara como un cohete; y que estamos agarrados por los cojones durante todo el tiempo que debemos pasta. La libertad es más importante que el consumo, coño.

Á:—Eso, en el caso de la subida de los pisos, está claro: gracias al crédito ilimitado… Pero piense en la libertad individual… Ya ve: el liberalismo considera que…

MHdP:—¡Una estafa, el liberalismo! Es la libertad de unos pocos para robar a manos llenas a cambio de la esclavitud de todos los demás, que son los robados.

Á:—Bueno, sigamos: hablaba de las supuestas utilidades de un banco.

MHdP:—Sí. Para qué se supone que sirve… Por ejemplo, el banco es un proveedor de dinero para hacer un negocio: o sea, tomo prestado a un interés bajo para hacerme con algo, algún bien, que me dará un interés alto. La cosa se llama crípticamente «apalancamiento», pero no es más que puta especulación. Tal artimaña puede eliminarse de la vida humana y las personas honradas no perderemos nada.

Á:—Hombre, don Maldito, no siempre se trata de especular…

MHdP:—De acuerdo: se refiere usted a utilizar el dinero ajeno para financiar inversiones. Como, por ejemplo, comprar maquinaria a crédito con la que producir bienes que luego se comercializan, dan beneficios y permiten pagar lo fiado. Hay alternativas a eso, como pedir dinero a inversores y asociarlos a nuestro negocio dándoles acciones a cambio. Pero eso no lo hacemos porque queremos ganar más dinero, y no repartirlo a los que nos han aportado el capital… eso también es especular, de alguna manera. Pero es que siempre queda otra alternativa: debe ser el Estado el que conceda ese dinero necesario sin intereses de ninguna clase.

Á:—Me cuesta entenderlo…

MHdP:—Normal. Está usted tan alienado, que no concibe otra solución que lo establecido.

Á:—Es posible, no lo niego…

MHdP:—No debe haber más banco que el Estado, ni más dinero que el que éste imprime, que más alimenta el pan casero que el que cuece el panadero.

Á:—¡Eso es un atraso, se lo dirá cualquier monaguillo de economista!

MHdP:—Es que eso de que la inflación es el lubricante del progreso es una falacia. Si cada año se produce nuevo dinero y se presta con interés, esa deuda sólo puede pagarse fabricando más dinero el año siguiente. El dinero a crédito exige el crecimiento imparable del propio dinero, de la economía y de los precios. Y como eso no es posible, acontecen los ciclos económicos. En cambio, con la moneda nacionalizada —y mejor aún, respaldada por el oro—, sólo cabe una ligera deflación de alrededor del 1% anual.

Á:—Eso lo dice usted…

MHdP:—No señor: eso lo dice la Escuela Austriaca de Economía. que aunque más aburrida que un concierto de maracas, y más de derechas que la breva de Fátima Báñez, tiene razón en que el único dinero de verdad es el oro (y la plata). Así que manténgase en silencio como si fuera el cobrador de un peaje.

Á:—¡Ah, perdone!

MHdP:—Nada, tranquilo. Ya sabe que más cura una buena dieta que diez recetas: sin más banco que el de España, constituido tras nacionalizar todas las cajas de ahorros; y prestando sin interés a los proyectos de inversión social y económicamente útiles, se producirá una ligera deflación de precios que haría innecesario retribuir interés por el dinero ahorrado. Y el que quiera ganar más, que compre acciones de empresas. Por cierto: las empresas deben ser sólo productivas, nunca especulativas. Los chorizos, como las morcillas, deben estar colgados de un gancho en las charcuterías…

Á:—Pues no parece que Rajoy vaya a ir por ahí…

MHdP:—Rajoy es un trinca sobres que trabaja para los bancos y para las grandes multinacionales, sin más mérito que no hacer nunca acto de presencia donde haya que definirse. Un cínico que con Merkel y Cameron se  muestra siempre más amigable que el perro de una terminal de autobuses. Pero ni tiene palabra ni tiene ideas. Ya se prepara para lo peor, para que los españoles lo echemos a patadas en las próximas elecciones. Para cagarse…

Á:—Hombre, don Maldito, no hable así de nuestro Presidente. Permítame que, citándole a usted, le diga que más apaga una buena palabra que un caldero de agua…

MHdP:—Eso es verdad. Pero también lo es que más vale un buen garrote que cien novenas a San Judas.

Á:—Ese refrán no rima…

MHdP:—No, no rima, pero es la verdad… ¡Que nuestra nación, España, empieza a estar ya más cagada que el periódico de la jaula del loro, y este hijo de puta no se da por aludido; y no se va a dar hasta que vea su prepucio colgado de una farola de la Castellana…!

Á:—Pues muchas gracias por sus palabras, don Maldito. Buenos días.

MHdP:—¿Buenos días? ¡No me joda!

ÁCRATAS

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