¿POR QUÉ DUDAN DE ESPAÑA LOS MERCADOS?

A pesar de las manipulaciones del Gobierno, tanto a través del Ministerio de Economía como del Banco de España, el deterioro de las finanzas del Estado es evidente para los inversores internacionales. La marca España no sólo no vende, sino que es una anti-marca: como si un fondo de inversiones buscara clientes llamándose «Pozo sin Fondo».

La curva de PIB a precios corrientes (es decir, sin correcciones a través del artificioso deflactor, cuyo amaño por parte de Salgado ya hemos denunciado en estas páginas, parece la caída de una locomotora bajo cuyas ruedas hubiera desaparecido el puente que le permitía
cruzar un abismo. Claro que esa curva no la reconocerá el Gobierno Zapatero jamás. Ni el BdE, aunque en sus informes estadísticos ofrezca datos que permiten a cualquier economista el reconstruirla.

Diversas publicaciones extranjeras han denunciado que las cuentas de España son falsas. El PP, interesado en derribar al Gobierno Zapatero, ha secundado la acusación. Pero también lo ha hecho Joaquín Almunia(1),  que es miembro del PSOE. Y nosotros ya lo hemos puesto en evidencia en diversas ocasiones (algunas de ellas tan flagrantes como la manipulación del BdE  sobre el PIB de 2008 a causa de «un error» en el texto de su informe anual, que toda la prensa, incluida la salmón, replicó, a pesar de que las gráficas, un par de páginas por detrás, eran las correctas porque venían de Europa). Una vergüenza para MAFO y sus chicos, cuyo prestigio técnico y profesional está ya a los pies de los caballos.

La cosa es cada vez más clara: España ha perdido un 18% de su PIB en dos años y medio. Así de bestiales son las cifras. Y ello ha provocado un aumento equivalente del paro (camufladas las cifras de la Seguridad Social, se reconoce un total del 20%, cuando es de un 26%). Un naufragio absoluto del paquebote y sin chalecos salvavidas(2).

Los bancos españoles, que sabían perfectamente lo que iba a suceder ya en 2007, y más en cuanto estalló la crisis de las subprime en EEUU, se han dedicado a reforzar su presencia en otros países. Por ejemplo, para el Santander, la cifra de negocio en España representa menos del 15% del total. Lo mismo han hecho, aunque con más retraso, el BBVA y el resto de bancos medianamente sólidos. Y mientras, el crédito en España se mantiene cerrado a cal y canto, con la consiguiente destrucción del tejido industrial español en un orden aproximado del 20%. De hecho, parte de la Deuda Española la compran los bancos españoles. Y el mecanismo, que ya hemos contado por aquí, es que el Santander o el BBVA le piden prestado al BCE al 1% y le prestan al Estado al 5%, lo que les permite revender a sus clientes con pingües beneficios sin arriesgar nada… A menos que España suspenda pagos, porque entonces arrastrará a los bancos al abismo del que salieron a base de rescates e inversiones en el extranjero.

Lamentamos no poder terminar esta nota diciendo que el futuro de España es incierto, porque no lo es. España está ya en suspensión de pagos técnica, porque sus ingresos se han reducido drásticamente y sus gastos no han dejado de aumentar (90.000 nuevos funcionarios en este año), lo que sufraga con una emisión de deuda mensual de 25.000 millones de euros, suma de lo necesario para salvar la deuda vencida y la nueva deuda con la cual mantener cada día levantadas las persianas de las oficinas del Estado y de los municipios (las autonomías se endeudan además por su propia cuenta). El diferencial con el Bono alemán es de 250 puntos básicos, por lo que nuestra deuda se paga a día de hoy al 5%. En cuanto rebase el 6% (y esto lo digo yo, que lo he calculado), España habrá de reconocer que no puede pagar los intereses de su monstruosa deuda acumulada más que emitiendo más y más deuda en una espiral suicida. Mirad la evolución reciente según el BdE, que demuestra que este año se rebasarán ampliamente todos los límites.

La situación es ya tan grave que ni siquiera un cambio de gobierno con la entrada del PP en La Moncloa resolvería nada de nada (de ahí la falta de interés del PP en proponer soluciones para resolver la crisis), como han puesto en su manifiesto, en negro sobre blanco, 100 empresarios y personalidades del mundo económico al Rey: esto ya sólo se arregla cambiando el régimen, instaurando la democracia formal (el 93% de los firmantes del Manifiesto estaban de acuerdo en que en España lo que existe es una onerosa partitocracia que resta confianza a los inversores internacionales, agravada por un sistema autonómico desbocado en el gasto irracional).

Zapatero reitera ahora día sí y día también la acusación a los mercados de estar especulando contra España. Eso es una tontería: Si ya nadie en España se fía de Zapatero y de su gobierno, ¿por qué iban a fiarse «los mercados», que no son más que unos señores que manejan fondos de inversiones soberanos o de las pensiones de los trabajadores alemanes, que sólo buscan rentabilidad y seguridad? Es que no es posible, vamos. ¡Y atención! Porque el Ministro de Economía alemán, Rainer Brüderle, asegura que, con los casos de Grecia e Irlanda, Alemania ha llegado al límite, y «no puede ayudar a salvar a ningún otro país» en caso de emergencia. ¿Os acordáis de la sufrida Peseta rubia?

FÉLIX UDIVARRI

NOTA: (1) Joaquín Almunia es Comisario Europeo de Competencia y Vicepresidente de la Comisión Europea.

(2) Merece lectura el artículo del Catedrático de Economía Doctor Ingeniero de Minas y Doctor en Ciencias Económicas, Roberto Centeno, publicado el 8 de noviembre de 2010 en Cotizalia. Dice la verdad, por dura que os parezca, coincidiendo con los diagnósticos de economistas como Marc Vidal o el también catedrático Santiago Niño Becerra.